martes, setiembre 18, 2007

El Olor no se Va con el Agua

No podré respirar en la cima del
estado humano
transitar es malo y pienso descender
nuevamente
al paraeje ese donde se administran
los recuerdos
siempre de hoy y ayer.

No podré escribir al otro lado del
papel mojado
pues es ahí donde se destinan los
dedos especiales,
quizás los días bailen mas sin necesidad
de censurar
la luz a nuestros ojos previa ovación.

No podré leer a oscuras como siempre
lo hacía
cortejé mal al lapicero a quien no
le agrada
las bulerías que aprendió a la fuerza,
procedencia
que alguna vez ocultó a sus labios.

No podré cambiar mis atuendos desde el
humano cuerpo,
compré esnobismo al por mayor para
las fiestas
donde se besen la luz y el viento,
ahora atavíos con rótulos espurios.

Y no podré cambiar mis lapiceros multisabor por
borradores
de tinta agradable al gusto matutino,
posiblemente
abunden cajitas cuadriculadas con fondo circularmente
abierto
en la que predominará la fuerza del suelo

Y no podré leer las voces del lamento
nacido
en la cama de la calma muerta, muerta por un
bondadoso
oso que robó la miel de la piel del tiempo,
confundido
al fin prefirió alejarse hacia las cumbres subterráneas.

Y no podré escribir los gestos de los padres
preocupados,
consentiré a sus crías en mi ser a cambio
de una
aceituna que represente mis hechos, hechos para el
provecho
de los corazones tiernos frente a un cortejo con el peine.

Y no podré respirar bajo mi solitario lecho
infantil,
ayudaré a sus ruedas paralelepípedas,
ligero
espíritu munificencia, limpiaré sus minutos
bastardos,
cardos sujetos que lo llenaron de olores húmedos.


Santa Eulalia
Julio del 2004


/* Quinta entrega del poemario inulto, esta vez abordando el tema de la rutina y la estancia rutinaria en un dormitorio.

Inulto empieza a involucrar con este poema al yo con un sujeto, personalizandolo para si; extendiendo este efecto en otros elementos presentes en el espacio y con un lenguaje autocrítico.*/

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