Mañana cuando mis lagunas se tornen ciclos poblados, regaré mi tiempo como un bálsamo de Cronos. Haré posible cuanto pueda aniquilar una estación y recuperaré mis fuerzas de príncipe aluvión.
Como un mar de fuego he de verte, a costa del presente y de los errores del silencio. Serás como un rubor suave y estival. Jugaremos como imanes exentos de sonrisas, mañana cuando llueva.
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