Bajo tu luminosidad de reina, una piel que sabe a tu respirar, se somete a la suerte nefasta de las sombras. Nadie aprende a querer de esa manera.
Ni siquiera la envidia de la cama, porque nunca estuvo hecha a tu medida. Puta medida.
Ni siquiera la envidia de la cama, porque nunca estuvo hecha a tu medida. Puta medida.
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