
martes, septiembre 30, 2025
El Atisbo
La rosa proyecta
el polen inconcluso de su vecina,
rayana a su nueva realidad de abeja
o reina despintada de alas.
La rosa hiere
a la sorpresa e inocencia de la niña
a la ternura incandescencia
de un placer indefectible.
Como el sol y esa fotosíntesis
que sintetiza el atisbo.
Quiero pensar más de la cuenta que aún no pago
dibujarte casera a lápiz y a papel cometa
porque no consigo conciliar el sueño de tanta espera
porque no me reconozco en ese asiento contable
que es tu recuerdo
y más aún con el temor de irme a la bica
Y perderlo todo
porque soy incapaz de intentarlo
una tercera vez.
Tour Marciano
No juegues conmigo, ni con mi destino de siderales planes, porque aún conservas en la parte superior de tus labios una pizca de amor que te dejé en mi último beso; y que no te lo quiero sacar con mis dedos. Frente a esta última vez, sólo te recuerdo que me gusta sacarte las gafas y besarte porque soy adicto a mis carencias.
Antes del lanzamiento espacial, deseo hacerte un ofrecimiento: Y es que llegar al cabo al final y sin haber recorrido Marte; no podría concebirse sin una tarde o una noche sin amarte. Me das opciones, yo elijo la segunda. Pero nos quedamos con esa tercera, donde optamos por ser más desconocidos. No llego a tus ojos esta vez. He perdido la brújula; pero tengo finamente a este transbordador más pesado e infinito que mis propios temores.
Encadenado al Futuro
hay un soneto amargo, carente y en sombras
que me dice que eres frágil a mi historia
de suertes y atardeceres
sumidos a la gloria.
porque tu gracia no transcribe mi mirada
y hay más desazón en el mirar que en separarte
de fugaces luces y claveles
que recrean lo elegante.
Y es como quiero así
encadenarme a ti
frugal y ocular y sin futuro.