He sabido de ti por los diarios de escaño oriental. Que venías desnudándote bajo llaves impregnadas de siete pulgadas tan carnales. Y no soy tonto si es que buscas compararme con un gato destetado o con una vitamina de gallina. Soy tan solo el mártir que nació por tu vagina. Para volar cometas de acero y uno que otro salto a riendas siderales.

He sabido de ti en la postura del descanso mal llamado tratamiento. He dibujado ceniceros provistos de vergas sudafricanas. Me he dibujado. Y eso de esperar a tu nombre mas que espera, es más humano. Aunque sepa que los vientos dominan los mares y los mares a los proyectiles de una soberana armada, mediterránea.