Perder la frescura con que arrebataba el tiempo de un silencio que entorpecía la calma; y no ser el mismo por sólo contemplar la vidad desde un plato de frijoles constantes. Y a esto llamarlo desarrollo, ¿Verdad, espina dorsal?. Soy la carta mal pedidad a un mesero aprendiz del viento.
Soy la frescura con que esparzo mi semen sobre montes fríos y alejados del sol; y soy tu nombre, sólo que disto de las letras capitales . Por un instante encongerme en la complejidad de sus sílabas , por un instante vestirme de adulto y rociar mi saliva pecadora.
Y a todo esto, no hay condimento, y mi piel sin espacio para una silla alma más a la mesa.
Esta mesa mesa esta la del mundo, que se posa sobre una fosa tristemente adornada de familia.
Chosica
9/03/07
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