Apreciándote, creo que estas más hecho para la seda, para un glaciar. Consciente que tu estrella es clara e infinita como una luz empresarial.
Empero aquel radar me vence así con los recuerdos, encomendándome al destierro y a la división de mi territorio. Yo soy aquel aunque en fin más delirante como un ascensor después del buenos días.
San Isidro
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