miércoles, marzo 17, 2010

Dar una Luz I

No baje la onda de mi
corazón,
está hecha a sus ojos
madre, no altere
el amor, sino tráigame la
onda en sus
manos translúcidas.

La Súplica - Juan



Qué sentir en partes
nunca vistas por el
sol, otra vez recorrer
sobre el tiempo y
su mirada
sobre la especie
y sobre su fin que
está aminorado.

De dónde parte
lo indivisible al gusto ajeno
de perder lo inubicable, lo
extraño que no suele dejar
sus predilecciones a
un mar cautivo
por múltiples cambios
en esta corteza.


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Es querer morir para
vivir, un nuevo olvido
una nueva señal de
falsas luces sin
noción para el
solar retorno del pasado
desolado y cansado
por el nuevo amanecer.

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