
Las trompetas ahuyentan las horas y el canto
del gallo y su relevo.
Su orgullo es su mentira y puesto en pie
proclama ser esclavo del
deber.
Y es que podría sentir así como era
de plomo y de uniforme
y de rifles.
El metal le vino encima por su peso.
Sus botas impecables
ilustraban la no necesidad de
la prótesis, acaso elegante
eran sus pasos sencillamente.
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