a Edilaine
No es que tus piernas teman a los flashes. No es que tus manos tiemblen ante cornucopias de cuero. Es simplemente tu andar de niña, la que no calza con esos juegos.
Tu mirada y esos hilos de pensamiento que transcurre por tus oídos, tu cuerpo y su descanso.
Tu mirada y esos hilos de pensamiento que transcurre por tus oídos, tu cuerpo y su descanso.
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