
Viene un reemplazo, llega su piel combinado con el tiempo, con las figuras que se desprenden en apuestas. A la salida todo es paz dicen las piedras.
Otra vez el vacío nos enfrenta, alguien se apiada a la distancia y como una ilusión al cuerpo nos entregan un diafragma indestructible para el sueño.
Y mi luna se apiada del silencio. Y no hay segundos que me revelen tus instantes. Minuto que no está.
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