No te conozco más que de cejas,
mi vista te es austera y apenas
transitas como pera en una ensalada
repleta de fragatas.
Blanco de Estambul que al sol navegas.
Tienes la corteza del cansancio
que prolonga mis pasos y anhela la lluvia
hay poder más allá del espacio
cual color cromo de un álbum de penurias.
Pero yo no te conozco.
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