jueves, agosto 14, 2025

Llueve

 y no estás más.

Las huellas de tus pasos se han acortado como el tiempo.

Y ya no hay esperanza ahora que la sequedad no es más que un recuerdo.

De esta tierra apagada por el viento.

De esta lluvia dibujada por el fuego.

Llueve...

¿Cómo estás?

Ahora que no te encuentro
a la hora que no intento
presagiar de ti y tus rutinas
como un módulo de COBOL 

que corre temeroso por sus ventas.

Apenas detecto que no estás
y yo me pregunto
¿cómo estás?

Ahora que no hay horas
en las paredes amarillas

ni olas como locas 
en mi agenda marina.

Movimientos Simples

Tienes la premura en tu mirada. Y yo no creo eso del toque de queda y las multas por tu sólo rostro reclinado sobre una espalda que va a más de ochenta sobre las calles de Lima con rumbo al olvido.

Sólo creo mencionar que en tu figura, hay tanto de holograma y números repetidos para cambiar por un minuto de tu vida con mis cosas. Como tus ojos, tu quietud y ese minúsculo pensar que te hace infinita.

Antes de Ti

Antes de ti 
el plenilunio

El control de mis pasos
Mi autocontrol.

Tu figura cercana
que rodea los instantes
y que apenas se dibuja

como una intensidad 
que anuncia y aparta

su solitario mundo
y que no conocía

Antes de ti.

En medio del recuento
te cuento que honestidad hubo
y esas finanzas que se detienen en tus ojos
apenas en mi reconocen su cálido refugio.

Y en esta inmensidad que esconde lo cruento
hay una mitad que se divide entre el mundo
de claros versos risueños rostros
suave en natural artilugio


La noche nos devora, aunque apagada. Recurre a nuestra piel y nos cubre de cielos infinitos y estrellados por la historia. La noche nos deplora.

La noche nos cuestiona, aunque frígida. Responde a nuestra soledad y nos besa con tiempos de segundos y calendarios. La noche nos ignora.

Pero apenas, aparecemos. Y nos dejamos ver. 

Por la noche.

Amanecer

permanecer

y trascender.

Amanecer,
enaltecer
resplandecer

y no ser.

Amanecer,
envilecer
languidecer
recrudecer

y al fin creer.

Prega per me, Napoli

No me encuentro y soy ceniza
acaso un tren, acaso ocaso
y no es el caso que me pierdo
al paso que de paso me olvido.

Ruega por mi, en esta estación

Que me separa de las nubes
y los recuerdos que entre risas
llevan las memorias de mi prima
y su dentadura de nieta de Lupe.

Ruega por mi, en esta ruina

Que de poco humano tiene
azufre y verdad que nos atrapa
fuego y material que escapa
a la suerte del relieve.

Ruega y haz de mi, tu oración.