sábado, noviembre 20, 2010

Delirio en Pensacola – I

El hangar, el sauce y la
cobra tatuada de la nave
dirigen su mirada a la tarde.
No hay pasos ni plumas,
de alguna despistada ave.
El viento escapa a su gusto.

El viento aterriza y roba el tiempo
roba el mar y su silencio.
Lejos la carcajada turbia
de un avión comercial.
Y lejos un clamor por la misión
que respira libertad.

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