
Su mirada se opaca en la nada fugaz de su razón
sus prendas nunca vieron la luz
tampoco los retazos, afuera
todo es humanidad y monedas
aunque en la ciudad se respire bosques.
Casas, plantaciones y disfraces del tiempo
que se mimetizan ante el arte
propios de las manos
el tiempo, un enemigo inminente
que amenaza a nuestro favor.
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