Un parquezote, como diría Coco
Torres (un surfista gerente que engríe a sus hijos) un parquezote que absorba
el júbilo de Alan, su paso por la televisión y mi “Nunca estarde”.
Un parquezote para armonizar con
la sombra de mi yo, absurdo y feliz aunque a unas cuadras de la casa muy cerca
que esconde a una amiga y a sus estadísticos.
Sándwiches y tablas. Un
parquezote que se recueste con suavidad mientras la pintura se encrespe aún más
con el viento de la espesura de la noche verde.Un parquezote.
Surco
03/12/10
03/12/10
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