Lima, tiene en vientos casi a Edimburgo.
Lima tiene historia en sus pasos,
frente a la senectud de sus tardes
da paso a las horas que recurren
Una vez más a su memoria.
Lima en vientos es impertérrita
suave, temible y magistralmente
impregnada de fuerza.
Cada vez como a su gloria.
Es la sutileza de mirarte o quizás leerte. Que con tus letras siento la cercanía de tu voz o de tus pasos, buscando protección o a ese yo que aún no conoces que viene de mi, como una saeta impregnada de fragancias.
En mi sutileza, reside la torpeza de verte. De desconocer que el oro de tu vida, se refina en el almizcle inconcluso de una Ciudad Blanca; que no aprende a valorarte. Pero no estoy aquí para perder ni el espacio ni el tiempo. Tengo la velocidad resultante, que no es otra cosa más que una efímera copia de tu idealismo.
Lo sutil está inconcluso. Mi yo está inconcluso y emerge a tu suerte. De corazones y likes que soporten por unos meses más a mi ceguera. Leerte o verte da lo mismo, cuando intentas nada más que recuperarte; de tus propios sueños.
Es no pensar de pronto en ti. Que lo transcurrido no tuvo sentido como estos versos que circulan libremente en un espacio ajeno. Como nuestros cuerpos. Y es tenerlo claro a falta de incandescencia. De una muralla que digiera el silencio y lo conjugue sin alterar el paso de mi saliva.
Pero es que no comprendo el cómo me transportas a tu dimensión de lluvias y descargas; y termino. Más allá de los besos hay una nota al pie que me separa de la realidad de un rostro bonito que pierde de a pocos mucho cabello. Un rostro errático a su mansedumbre.
Un rostro al fin de unas cuentas que se perdió, en un balance general o en tu semblante. Y que me lleva nuevamente a ti.
Esa nota musical..
Con que me clava a lo eterno
y me circula infinita.
Tiene su plenilunio
acabándose de a pocos
Como una alerta de tsunami
que revienta a la mar de mis sueños.
Con apoyo de La Marina.
Tiene la luz de mi luna...
