No juegues conmigo, ni con mi destino de siderales planes, porque aún conservas en la parte superior de tus labios una pizca de amor que te dejé en mi último beso; y que no te lo quiero sacar con mis dedos. Frente a esta última vez, sólo te recuerdo que me gusta sacarte las gafas y besarte porque soy adicto a mis carencias.
Antes del lanzamiento espacial, deseo hacerte un ofrecimiento: Y es que llegar al cabo al final y sin haber recorrido Marte; no podría concebirse sin una tarde o una noche sin amarte. Me das opciones, yo elijo la segunda. Pero nos quedamos con esa tercera, donde optamos por ser más desconocidos. No llego a tus ojos esta vez. He perdido la brújula; pero tengo finamente a este transbordador más pesado e infinito que mis propios temores.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario