Parece que Lima se despinta en cada paso de mi mirada, que sus mujeres acaso humeantes por una psicología del mar, se llevaran unos labios gaseosos respirando sal. Parece que fuera mi yo, ausente de cenizas, de renacimientos y de razones afásicas.
Todo parece a nada; la mar segregante, la saliva que abunda en mi faringe, la música del suelo que se arridlla ante mis caderas. Si bien los restos, de algún placer entre canas, se ha llevado la intención de proceder en parametradas esperanzas; me ha tendido, imperdonable ella, en un sufijo del tiempo que arenga aliviado sobre estos versos.
Lima
07/07/07
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