De mi, de las fantasías vestidas sobre unas rieles de luz, pasó un tranvía, un perro orgulloso de sus pulgas y de sus ojos. Las sílabas se apiadan de un curso de aves , la libertad me segrega a un mundo casi invadido en claridad humana y yo, más amigo que un perro.
Ahora me haré de orejas perforadas de tipos de cambio, de climas ligados a sacos de arena; la prevención, el aire que respiro al perdonar mis pecados. Mi lucha interior que enciende sus líneas de afecto. El vulgar, la soledad que viene a besarme distante amena y coloquial.
Barranco
07/07/07
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