Mi mirada se reduce al paso agitado de mi pulso sobre el tiempo. Así creo evidenciar la festianación de una bolsa blanca al vencer la gravedad de su soledad; así dibujo mi presencia en una tablada de minutos edificados, en cierta parte extendidos en una recta.
Si bien una parte de mi reposa , otra siente la humedad. La mañana agoniza een una temperatura irrisoria a la polar. Mi mirada recoge otra vez los harapos con los que alguna vez aprendió a cubrirse; finalmente opta por aplacar su sed, ubicando un viñedo propio de dos mundos.
San Borja
04/05/08
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