domingo, octubre 19, 2008


Mi abuela sostiene que quiere mucho a Dodi, adora sus manchas y su falta de alimento, pero con cuidado; dado el cambio que proviene de los cambios. Dormir es delicioso para él, quien aún no sabe de caída de libre.

Dodi termina siendo un gato, maravillado por el sólo hecho de ser querido por la abuela.

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