martes, diciembre 21, 2010

España, Esparta, Pekin, Este de Cali

España como una luz, se entristece
ante el parpadeo de este
canto. Y la niña de
lentes que aprende a llorar.

Esparta, tiene la voz de corazón de mis grecias
sus manos acariciantes y sus
pechos entregados al aroma de la
madre. Pero desde mi
es una prostituta cambiando el
semblante nonato de mi cuerpo.

Pekin se dibuja atrás como una economía
de siglos y hechiceros, de este
tramo yo bailo así de
enamorado, como un café
sin tazas y aroma.

Este pensar que soy perverso, esta tarde
que me mueve y me divide
a la historia
como una fórmula
de Cuzco, hablando de Cali.

Cali es una espera, una maestría para
llorar, algo capaz de infiernizar el después
para así olvidar
olvidarme de todos.

Surco
14/10/12

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