domingo, mayo 20, 2012

Madre




Ahora que los cohetes
se plantaron bien en esas casas
con toda la instrucción de sus koalas
o un australiano de bambúes

créeme que ni la sazón
a veces puede más que tus caricias

y ese abrigo acariciador
que define una advertencia.

Madre, ahora que resulta tan fácil
definir y encender
a plenitud los socorros de tu voz,
podemos perdonar al tiempo

instruyendo con paciencia a tus besos
con los torpes silencios de mis versos.

La Molina
10/04/12

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