Las cenizas ya dejaron de cobrar nuestras vidas. Sobre la escalinata de cráneos, yace amargo un mazapán eterno, provisto de costumbres y una caricia anciana sin pérdida del tiempo; empero que ya partió hacia el siniestro.
Con una manta de sed nuestros testigos se ampararon al
nefasto dios de la indiferencia. Y nuestros animales, solemne pueblo de Uchiza, han
huido porque han perdido la sombra. Y tú, celestial oscurecer que yaces sumido
sobre la vitalidad de los postes y sus martillos
Has consumido apenas nuestra patria. Porque desde aquí
alguien con voz de ángel y mirada de dulce maíz, ha desfigurado con sangre a
nuestra raza desolada.
Bajo el deleite azul de los mares eternos y sus claustros vestidos de arte.
Bajo el deleite azul de los mares eternos y sus claustros vestidos de arte.
La Molina
10/04/12
10/04/12
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