Mis excesos se fueron con la noche. Se fueron con la experiencia de un vientre embalsamado por horas de espera y por el saborear festinado de una papita rellena.
Ahora comprendo como el cielo vomita a su gusto razones lacrimales en su fe. Dispuesto a curarme del espacio éste que exclama sus puntos cardianales, su noción de la escasez.
Mis excesos, como en todos los demás animales,decantaron una oración sin horizonte. A lo lejos una papita rellena es engullida por un montón de treinta por cientos de humanidad.
Y yo perdido en el frío escaso de una hoguera del tiempo sin consciencia y sin noción de los colores.
Bellavista
Un tiempito de mayo en este año.
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